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La tecnología no nos aleja de la gente, te alejas tú


Todos nos hemos sentido ignorados por una persona en algún momento, pero es incorrecto decir que es "por culpa del celular".

por: Carlos Peña Carlos Peña

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Como tester de tecnología en una revista digital me dedico entre otras cosas a escribir todos los días sobre tendencias tecnológicas, nuevos lanzamientos e incluso pruebo varios de los gadgets más recientes que se lanzan al mercado, desde celulares hasta computadoras y cosas que muchos de mis propios amigos no saben que existen.

 

Cada cierto tiempo se hace viral en internet un video que muestra cómo se ve la adicción a internet, al celular y de todo lo que te pierdes por vivir con la mirada fija a la pantalla de un invento "robótico". No podría estar más de acuerdo. La introducción del primer párrafo me pareció pertintente porque muchos pensarán que es una incongruencia de mi parte escribir todos los días sobre tecnología en internet y luego decir que es un desperdicio de tiempo ser dependiente del celular. 

 

No me gustaría confundir las cosas, el hecho de que escriba todos los días sobre ello, me divierta y me apasione el conocer lo más innovador sobre ciencia y tecnología, no significa que no esté consciente del lado obscuro de la moneda. Y es exactamente la postura que me gustaría compartir con el resto. La tecnología ha traído infinidad de cosas buenas y malas al hombre, pero no se trata de satanizar ni de alabar según la conveniencia de cada situación o persona, se trata de darle el lugar correcto a las cosas. La tecnología es una herramienta que tiene que ser usada como solución, no como problema. Como futuro y no como obstáculo. 

 

Así como podemos hablar de todos los malos hábitos que nos ha generado, también podemos hablar de casos de familiares que se han encontrado gracias a la redes sociales, parejas que han encontrado el amor en internet o de la facilidad con la que puedes ver, escuchar y entender cosas de lugares del mundo en los que probablemente nunca vas a estar. E insisto, la solución no radica en que todos se deshagan de sus teléfonos porque "nos están envenenando el cerebro", la solución es reflexionar por un momento quiénes somos cuando no tenemos un dispositivo electrónico en las manos. ¿En qué piensas? ¿de qué te acuerdas? ¿reconoces todos los sonidos a tu alrededor?

 

Hay que saber identificar cuándo es momento de usar el teléfono o la computadora y hay que ser conscientes de cuándo es momento de prestarle atención a quien –o lo que– tienes frente a ti. 

 

Llevo un par de meses viviendo fuera de casa y suelo visitar a mi familia una vez a la semana, los domingos para ser exactos. No tanto tiempo como desearía ya que con la intención de no usar automóvil, opto por el transporte público, pero como tengo una curiosa incomodidad a viajar en transporte público cuando el sol se oculta, mis horarios de visita a veces son limitados. La última vez mi mamá me platicaba todo lo que había sucedido en la semana, yo me distraje unos segundos para ver una notificación que me había llegado de Twitter. Lo que para mi fue voltear por un momento a mi teléfono por fuera, fue visto por mi madre como una falta de interés fatal en lo que estaba contando. Me sentí pésimo. A raíz de que dejé de vivir en casa la comunicación es –por razones obvias– más reducida, solo los visito los domingos; mi hermano tiene 21 años y empieza a pasar más tiempo fuera de casa por la escuela, amigos o novia y mi papá pasa gran parte del día dedicándose al trabajo. 

 

- ¿Me estás escuchando? Interrumpió su conversación.

- Sí, perdón, sólo estaba...

- ¿Qué acabo de decir?

- ...

- Ya déjalo así, estás aquí pero estás en otro lado.

 

Pocas cosas pueden ser tan preocupantes que la indiferencia de un padre o madre. Existe un punto en la vida en el que los padres dejan de regañarnos, pues uno se vuelve consciente de sus acciones y del daño que pueden provocar. Por eso me disculpé. En ese momento me di cuenta que ella esperaba una semana para tenerme de frente y contarme sobre su semana, y yo no podía dejar de atender a gente que ni siquiera conozco en la vida real. Hay ocasiones en la que inconscientemente ni siquiera nos damos cuenta de que no miramos a la gente a los ojos. En cuanto me disculpó y aceptó continuar la conversación apagué mi teléfono y me concentré en dedicar todos mis sentidos a su historia y a recrear en mi imaginación todos los escenarios.

 

Escuchar a alguien no es estar con alguien. ¿Cuántas veces has platicado con alguna persona y entiendes lo que dice, pero no te provoca nada porque intermitente estás viendo las notificaciones de tu teléfono? Es más, es posible que esa misma persona también esté ignorando a alguien por interactuar contigo. Lo más irónico es que cuando tu estés con esa persona probablemente estarás ignorándola a ratos por otra conversación a través del teléfono. Así no.

 

Es entonces cuando hay que detenerse a pensar ¿qué estamos dejando pasar al priorizar erróneamente las cosas a las que les ponemos atención? Yo he sido ignorado, casi a diario me topo con que mis amigos tienen la vista fija en las pantallas de sus teléfonos mientras estoy contando algo y tratando de hacer contacto visual. Cuando veo las cosas desde afuera me doy cuenta de lo innecesario que es tener Twitter o Facebook abierto y actualizar las notificaciones a cada rato como si en 10 minutos nos hubiéramos perdido del hecho más relevante de gente con la que no convivimos.

 

Por otro lado, jamás le sugeriría a alguien que tirará su teléfono a la basura, eso habla de una persona sin fuerza de voluntad y que no ha entendido el punto de la responsabilidad de la tecnología. Respeto a quien en el proceso de desinfectarse de la tecnología toma la decisión de vender su celular, pero tampoco creo que sea la alternativa obligada de todos. Somos seres humanos y tenemos un cerebro que nos dota de sentido común para darle el lugar y el momento adecuado a las cosas. Revisa tu teléfono cuando haya que revisarlo, publica en tus redes sociales cuando haya algo que publicar, consulta internet cuando sea un momento óptimo y lee todas las noticias que quieras, ve y ríete con todos los videos que encuentres. Pero de no ser necesario opta por encontrar el entretenimiento en lo que está formando parte de tu entorno. Alimenta tu imaginación y reconócete, convive contigo y descubre las cosas que no vienen integradas de forma nativa a tu nuevo teléfono con Android Marshmallow ni en la última actualización de iOS, al fin que para eso está la hora del baño (no es cierto, si es cierto). 

 

Twitter: @CharlyPi

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