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La fiebre del oro digital y sus consecuencias


Aunque atractivo, el trading y compra de bitcoin puede significar un riesgo; en esta columna te contamos los principales riesgos que implica esta criptomoneda.

por: Santiago Pontiroli Santiago Pontiroli

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En el 2008 y bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto, una o varias personas revolucionaron el mundo de las finanzas y la concepción clásica de la economía de mercados con la introducción de una nueva criptomoneda denominada bitcoin. Hasta entonces, habían existido varios intentos por introducir novedosas formas de pago e intercambio de valor a través de medios digitales, pero ninguna llegó a atrapar la atención del público, y quedaron en el olvido como tantas otras iniciativas previas a la era dorada de Silicon Valley. Ya en el 2009, con lo que se conoció como el “bloque génesis”, se realizó la primera transacción mediante bitcoin, en donde con un dólar se podían adquirir 2, 300 unidades de esta misteriosa moneda que aún no tenía ninguna utilidad tangible.

 

Desde entonces, el mundo de las criptomonedas vivió una frenética expansión con idas y vueltas, extrema volatilidad, censura, problemas legales, vergüenzas públicas, estafas, y mucho más. Desde aquel inocente documento compartido por Satoshi Nakamoto más de una década atrás –tal vez intentando proponer una nueva forma descentralizada y sin intermediarios para realizar transacciones entre pares– hasta la actualidad en donde gobiernos enteros intentan comprender y de alguna forma controlar este fenómeno de un trillón de dólares (eso es un uno seguido de dieciocho ceros), la caja de Pandora se abrió y ahora es muy tarde para ignorar las consecuencias de esta revolución.

 

Son ya conocidas las historias de aquellos que por descuido o negligencia olvidaron sus claves de acceso y quedaron fuera de considerables fortunas. Tal es el caso de un programador en el Reino Unido quien aún tiene dos intentos antes de bloquear por completo el acceso a sus fondos, los cuales valdrían a la fecha algo así como 240 millones de dólares. Es por esto que bitcoin y las criptomonedas que siguieron su camino trajeron consigo otro cambio de paradigma, uno en donde los usuarios ahora debían ser su propio banco, custodiar sus fondos y encargarse de la contabilidad, privacidad y seguridad.

 

Más allá de los característicos problemas de hardware relacionados con discos, memorias, y otros dispositivos que fallan de forma abrupta y se llevan consigo las billeteras virtuales, tenemos además un ecosistema cibercriminal floreciente que año con año se enfoca en buscar nuevas formas para apoderarse de nuestras monedas, acceder a nuestras credenciales, y dejarnos así sin un solo centavo. Entre las amenazas más comunes que enfrentan los poseedores de criptomonedas se encuentran las aplicaciones móviles falsas (por ejemplo, Ghimob, una familia de troyanos centrada en teléfonos móviles y que fue descubierta por Kaspersky el año pasado), correos electrónicos de phishing, y estafas a través de redes sociales apelando al viejo y conocido “cuento del tío” en donde se nos piden fondos para acceder a ofertas, oportunidades, y negocios urgentes y de oportunidad única.

 

En resumen, nuestros dispositivos pueden fallar, pueden ser infectados por malware (códigos maliciosos), o nuestras credenciales pueden ser interceptadas o adivinadas. Entonces... ¿Cómo podemos protegernos? La respuesta dependerá de dónde tenemos nuestros fondos y el tipo de actividades que realizamos. Por ejemplo, al utilizar sitios de intercambio de criptomonedas (exchanges) nuestros fondos quedarán en custodia de un tercero y dependerá de cómo protejamos nuestra cuenta y las medidas de seguridad que implemente el servicio. La mayoría adopta una combinación de lo que se conoce como billetera fría/caliente, en donde una parte de los fondos es almacenada offline y otra parte (menor) es de acceso rápido. De esta forma, en caso de que alguien tenga acceso a nuestra cuenta solo podrá disponer de una parte reducida de los fondos.

 

MINIMIZANDO LOS RIESGOS Y PROTEGIENDO NUESTROS ACTIVOS DIGITALES

En caso de que solo deseemos ahorrar y mantener nuestras criptomonedas podemos utilizar una billetera en papel, una billetera en nuestro dispositivo móvil o de escritorio, o una billetera de tipo hardware. En primer lugar, debemos generar una clave robusta y compleja, pero a la vez fácil de recordar y difícil de adivinar por un tercero. Las billeteras hardware además nos ofrecerán una serie de códigos de recuperación que debemos almacenar en un lugar seguro y nos permitirán en caso de perder el dispositivo volver a tener acceso a nuestras cuentas. Es recomendable mantener la mayor parte de nuestros fondos en una billetera fría o fuera de línea y solo utilizar una porción de nuestros fondos para actividades diarias como puede ser el trading o intercambio (aunque esto dependerá de cada usuario). Como regla de oro, protege tus dispositivos e instala una solución antimalware en todos aquellos que usas para el intercambio de criptomonedas. De igual forma, protege tu cuenta mediante la utilización de un segundo factor de autenticación y, de ser posible, protege tu conexión a Internet a través del uso de una red privada virtual (VPN por sus siglas en inglés).

 

EL FUTURO DE LAS CRIPTOMONEDAS

Un estudio reciente de la Universidad de Cambridge reveló la magnitud de la contaminación causada por la minería de bitcoin, un proceso necesario para mantener la integridad de la red y gestionar las transacciones, en donde se observó que, si bitcoin fuera un país estaría entre los 30 que más utilizan energía en el mundo, superando a Argentina y quedando cerca de México. El valor de un bitcoin pasó de unos pocos centavos en el año 2009 a casi 60 mil dólares a la fecha, y sin embargo, una multitud de expertos postulan que esta criptomoneda en realidad no tiene valor o inclusive tiene valor negativo debido al costo energético asociado y la alta contaminación que produce. Durante el inicio de la pandemia los robos de criptomonedas aumentaron considerablemente y la tendencia parece no tener respiro, es por esto que mientras haya dinero de por medio los cibercriminales seguirán interesados en lanzar estafas y campañas maliciosas para robar billeteras y fondos de terceros.

 

Desde los mercados ilegales multimillonarios como Silk Road, en donde la venta de drogas puerta a puerta generó más de 70 mil bitcoins en su momento, hasta hoy día en donde amenazas como el ransomware buscan utilizar las criptomonedas para mantener estas operaciones de extorsión digital en el anonimato, las criptomonedas ya se han ganado su lugar en el mercado y están aquí para quedarse, la pregunta es...

¿Estamos listos?

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