Con 4000 caballos de fuerza el dragster de Alepa Racing se perfilaba como el mejor durante las carreras de aceleración en la Radial Revenge Tour pero su aerodinámica no era la mejor para tanta potencia.
Durante una de las competencias el Corvette C7 con 4000 hp se enfrentaría a un Camaro con la misma potencia pero con mejor diseño aerodinámico. Después del arranque, el piloto del Camaro logró controlar la elevación del auto y a los pocos segundos, el auto de Daniel Pharris haría lo mismo pero perdiendo el control por completo.
Alcanzando una velocidad mayor a los 300 km/h, el Corvette C7 no logró la adherencia y estabilidad necesaria para llegar a la recta final sin problema. Aunque al concluir la carrera marcaba un tiempo de 4.6 segundos y una velocidad máxima de 365 km/h.
Por fortuna el piloto, quien tenía todo para superar los récords del octavo de milla en Tulsa Raceway Park, salió sin lesiones –sólo el puro susto.
