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SEAT 1400 celebra 65 años de historia; así es el primer vehículo SEAT


El auto de la marca española fue uno de los primeros en tener un sistema de calefacción.

por: Daniel Estrada Daniel Estrada

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El primer SEAT 1400, con número de placa B-87.223, salió de la fábrica de la fábrica de Zona Franca de Barcelona el 13 de noviembre de 1953, solo tres años después de la creación de SEAT como sociedad. 

 

En ese momento, el ritmo de producción era de solo cinco vehículos por día, número que aumentaría rápidamente. El SEAT 1400 tenía un precio de 117,000 pesetas (aproximadamente 705 euros).

 

Al final de la producción inicial del SEAT 1400 en 1954, se habían producido 1,345 unidades, pero tan solo fue el comienzo. La familia 1400 continuó con la introducción del 1400 A en 1954, el 1400 B en 1956 y el 1400 C en 1960, junto con una serie de versiones especiales –carrocería familiar, comercial y hasta furgoneta–. Gracias a las mejoras de rendimiento y diseño, SEAT consolidó su posición en el mercado.

 

SEAT 1400 con lo mejor de la época

 

 

Inspirado en los vehículos americanos de la época, SEAT 1400 fue de los primeros modelos en introducir los parabrisas curvos de una sola  pieza, y el sistema de calefacción.

 

El 1400 fue una berlina de cuatro puertas, con motor delantero en posición longitudinal y propulsión trasera, pensado también para ser tanto un vehículo oficial para las autoridades estatales, como para prestar servicio público como taxi.

 

Además, fue uno de los primeros vehículos en Europa en utilizar una carrocería autoportante –entonces denominada “pontón”–, en lugar de chasis separado con carrocería atornillada. Implementaba un motor de cuatro cilindros con 1.395 cc de cilindrada, unido a una transmisión manual de cuatro velocidades, que desarrollaba una potencia máxima de 44 CV sobre el eje trasero propulsor rígido, que incorporaba el diferencial. Así, alcanzaba una velocidad máxima de 120 km/h, un rendimiento más que suficiente para la época.

 

Para ofrecer mayor confort, SEAT utilizó muelles helicoidales en la suspensión trasera para generar un efecto elástico y ballestas longitudinales semi-cantilever, que actuaban como tirantes o brazos de empuje, y servían para otorgarle mejor estabilidad antibalanceo. Por su parte, una barra Panhard se encargaba del posicionamiento transversal del eje. Esta configuración era muy moderna para su tiempo.

 

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