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Uber, en el ojo del huracán


La empresa enfrenta desde denuncias de invasión a la privacidad de periodistas, hasta críticas por competencia desleal, sexismo y misoginia.

por: Allan Vélez Allan Vélez

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Uber está en el ojo del huracán. Las denuncias sobre su operación presuntamente ilegal parecen cosa de niños cuando se reconoce que la empresa enfrenta denuncias públicas de invasión a la privacidad de periodistas, así como críticas por competencia desleal e incluso sexismo y misoginia.

 

Las denuncias se viralizaron cuando el pasado lunes 17 de noviembre Emil Michael, vicepresidente de negocio de Uber, revelara la existencia de God’s View, una herramienta interna que permite escoger un auto en concreto y seguir su ruta. Michael confesó que junto con God’s View, la empresa había dado luz verde a un presupuesto de un millón de dólares para la contratación de investigadores y periodistas que mancharan la reputación de los críticos de Uber. El plan fue desvelado por Ben Smith de BuzzFeed News, asistente a la cena organizada por Michael.

 

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Las denuncias se perfilan graves, sobre todo ahora que se habla de cotizar en la bolsa tras alcanzar una valoración estimada en $17 millones de dólares. La exagerada reacción de Uber contra reporteros inició cuando la periodista Sara Lacy denunciara acoso sexual a bordo de un Uber. Tras la denuncia, Travis Kalanick, fundador y consejero delegado de Uber, minimizó la denuncia y la calificó de “fantasiosa”. Un par de columnas y exposición mediática provocó que Kalanick esclareciera el caso y ofreciera disculpas a Lacy en 13 tuits. La polémica se reavivó por otra torpeza. Michael se disculpó personalmente con Lacy vía telefónica. Lacy jamás dio su número telefónico, revelando que Uber almacena datos del usuario asociados al móvil, como su historial de viajes, y por ende, su domicilio.

 

Competencia desleal y prostitución

 

Uber abandera la visión de futuro del transporte público. Por eso los escándalos han provocado reacciones desmedidas por parte de la empresa propiedad de Kalanick. Según el sitio The Verge, la compañía instruyó a sus empleados a solicitar y cancelar traslados de Lyft, competidora directa de Uber. La técnica consistía en crear usuarios falsos que solicitarían un viaje que más adelante cancelarían. Según la fuente, miles de servicios fueron cancelados, de modo que el empleo era tan inestable –la relación laboral entre Lyft y sus choferes se basa en activar o desactivar una app– que con frecuencia migraron a la competencia.

 

Por otra parte, BuzzFeed News reveló que en Francia la empresa se había asociado con una casa de prostitución llamada Avions de Chasse para ofrecer viajes gratuitos en autos Uber con escorts. Sólo hacía falta redimir el código “UBERAVIONS” para un paseo de 20 minutos.

 

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Por ahora Uber ha optado por el perfil bajo. Tropezones declarativos, sumados a una muy solucionable crisis de relaciones públicas, ponen en riesgo el prestigio de la empresa entre sus usuarios –que se han volcado hacia ellos en sustitución del taxi clásico– y, por añadidura, el futuro financiero de la compañía, cuya capitalización asciende a $1,500 millones de dólares.

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