Por más extraño que parezca, es real. Un japonés afirma que Dios, en un sueño, le otorgó el planeta y es así cómo decidió venderla al mejor postor.
La subasta comenzó el 30 de octubre con una puja de ¢89 de dólar que rápidamente creció hasta los $123 millones de dólares.
En el sitio web dónde se lleva a cabo esta subasta se mencionan las características "del artículo" y menciona que es "autentico", en calidad de usado y todos nosotros estamos incluidos en él. Advierte que no hay devoluciones, solamente admite ofertas serias y no quiere burlas. Advierte que si llega a haber bromistas dará de baja el planeta.
Al parecer no hubo un ganador que llegara al precio deseado del "dueño" y la oferta ha terminado.