Pocas veces podemos decir que nos molesta el graffiti, pues le da un toque de rebeldía a cada una de las puertas, ventanas y cortinas de negocios que son intervenidas.
Nos recuerda que hay luchas silenciosas y que la gente no está conforme; incluso, por muchos, es catalogado como arte urbano, y siendo el arte totalmente subjetivo a la vista, puede que te guste o que lo odies.
Por esa razón, es que la pinta al mural de Sarah Andersen, está dando tanto de qué hablar… Describámoslo como una guerra entre arte urbano vs. arte viralizado en internet.
Sarah Andersen
Es casi seguro que no sepas quién es ella, pero sí que sepas e incluso compartas su creación: Sarah Scribbles; una tira cómica que retrata situaciones de la vida real adulta, desde un enfoque cómico, divertido y bastante atinado.
Con estas imágenes, la artista gráfica busca alegrar e identificarse con todos aquellos que se encuentran con su personaje en redes sociales. Un poco de ironía por aquí, un poco de sarcasmo por allá, y todo con el humor que encanta a los mexicanos.
Por eso no era de sorprenderse que en algún momento la artista viniera a México y dejara un poco de ella en algún mural de nuestras calles.
Así fue como la semana pasada ocurrió, Andersen arribó a la Ciudad de México gracias a la campaña Internet Walls de Pictoline, que viene de la mano con #DoWhatYouCant de Samsung.
La artista puso manos a la obra, y fue así que dejó un mural con su característico personaje en distintas poses para que las personas pudieran disfrutarlo tomándose una fotografía.
Incluso alentó a la gente para que compartiera sus fotos, y ella pudiera verlas.
Pero al parecer no a todos les gustó esta idea, ya que esta semana el mural amaneció con una pinta del que parece ser de ‘Zombra’, el famoso grafitero anónimo que ha pintado gran cantidad de edificios y monumentos en la Ciudad de México.
Zombra
De acuerdo con Local.mx, las primeras pintas de este grafitero se dieron por ahí del 2000, en una ciudad que no sólo intentaba mantenerse “al margen” diciendo que todo estaba bien, si no que ya había visto en los 90, otros fenómenos de arte callejero por parte de pachucos y latinos en Nueva York.
Zombra además pertenece al 246 Crew, un club de grafiteros bastante respetado en el mundo.
Claramente el debate en redes sociales no se hizo esperar, pues mucha gente está molesta por lo ocurrido, calificando este acto como una forma de silenciar el arte de una mujer, que con su sátira se burla también del machismo, pero muchos otros usuarios también dejaron claro que lejos de eso, “Pisar una pinta” es algo completamente común entre grafiteros, tanto así que el mural de Sarah Andersen, fue protegido con una película anti graffiti.
Incluso la artista ya lo confirmó en redes sociales, aunque claramente el color no logró recuperarse al cien.
Si quieres visitar el mural, podrás encontrarlo en Calle Mérida esquina con Tabasco Colonia Roma Norte, CDMX.
¿Tú qué opinas?
