La escasez global de chips empezó a ser un problema desde los primeros meses del confinamiento por la pandemia, pero conforme pasa el tiempo, crece el número de compañías e industrias que se han visto afectadas por esta situación. Y el panorama parece no ser muy alentador, pues Toshiba advierte que podría durar todavía otro año, o más, y extenderse hasta finales del 2022 o inicios del 2023.
“El suministro de chips seguirá siendo muy escaso hasta al menos septiembre del próximo año, y es posible que algunos clientes no reciban servicios completos hasta 2023”, explicó Takeshi Kamebuchi, directivo a cargo de semiconductores de Toshiba, compañía que suministra componentes para automóviles, electrónica de consumo y máquinas industriales.
“Estamos considerando qué clientes enfrentan la situación más severa, como el riesgo de que se detenga toda la línea de producción o el negocio quede arruinado sin el suministro de chips”, dijo Kamebuchi. “Los fabricantes de consolas de juegos se encuentran entre los clientes que presentan las demandas más fuertes y lamento sinceramente su frustración, ya que ninguno de ellos está satisfecho al 100%”.
El directivo agregó que los reguladores de energía son considerados un producto básico y no requieren un sistema de producción avanzada, pero debido a la escasez de material y la alta demanda, la compañía no puede cumplir con los pedidos.
Con el objetivo de hacer frente a la escasez de chips, Toshiba planea invertir unos 545 millones de dólares en un plazo de tres años para impulsar la producción de este tipo de semiconductores.
E incluso se cree que podría hacer inversiones adicionales para construir una nueva fábrica. Sin embargo, los inversores llaman a invertir con cautela, pues se teme que con el tiempo disminuyan los pedidos que se vieron impulsados desde que surgió la pandemia de coronavirus.
¿Y por qué se dio esta escasez? Para empezar, son muy pocas las empresas que pueden fabricar estos chips. Además, en los meses recientes, la pandemia, los desastres naturales como sequías y el aumento de las tensiones políticas, como las que existen entre Estados Unidos y China, han sido factores que han contribuido al desabasto, al afectar la cadena de suministro global de chips.
La escasez ya afecta a empresas de diversas industrias, como la electrónica de consumo, los videojuegos, al retrasar y disminuir la producción de consolas de nueva generación, PlayStation 5 y Xbox Series X, o al complicar a Nintendo cubrir con la demanda de Nintendo Switch.
Otra de las grandes afectadas por la escasez de chips es la industria automotriz, donde apenas ayer General Motors anunció el cierre temporal de varias de sus plantas en América del Norte, debido al desabasto; mientras que Volkswagen también analiza un nuevo recorte de producción.
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De acuerdo con la consultora de investigación de telecomunicaciones londinense, STL Partners, la escasez de chips también podría afectar las telecomunicaciones hasta 2023. Y otro sector que se ha visto afectado es el de la minería de criptomonedas, ya que conseguir una tarjeta gráfica a precio regular es algo muy difícil en estos momentos.
