En 2016 millones de usuarios de iPhone en todo el mundo fueron afectados cuando los modelos de iPhone 6 iPhone 7 y SE, se ralentizaron tras las actualizaciones iOS 12.2.1 y iOS 11.2.
Entonces, la situación se volvió un escándalo que se conoce como el batterygate, por la afectación que la actualización produjo en la batería de los antiguos modelos de iPhone.
En Estados Unidos 33 estados demandaron a Apple y sostuvieron que la empresa ralentizó los modelos viejos de iPhone para obligar a sus consumidores a comprar dispositivos nuevos.
Apple reconoció la reducción de la energía en la batería de los antiguos iPhone, pero niega que la ralentización fuera con fines de lucro. En marzo de 2021 Apple acordó pagar a los usuarios de iPhone, afectados por la actualización de 2016, hasta un total 500 millones en respuesta a la demanda colectiva.
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Finalmente, el fiscal general de Arizona, Mark Brnovich, resolvió en un documento judicial que "muchos consumidores decidieron que la única manera de mejorar el funcionamiento era comprando a Apple un modelo de iPhone más nuevo" y que "Apple, naturalmente, comprendía perfectamente esos efectos sobre las ventas".
Ahora, Apple llegó a un segundo acuerdo con 34 estados de Estados Unidos y tendrá que pagar una multa de 113 millones de dólares, además de la cifra de los 500 millones de dólares del primer acuerdo en marzo de este año.
